Más de 123 millones de aficionados en EU vieron el Super Bowl LVIII
A la par de su importancia deportiva, el Super Bowl LVIII de la NFL se ha convertido en un espejo de la sociedad estadunidense. Es el partido en el que millones de personas dejan de lado sus divisiones políticas para participar en los festejos de un nuevo campeón.
En los estados y ciudades anfitrionas como Las Vegas, la actividad económica contribuye a disparar los números del turismo y la hostelería, pero también de la televisión. Según datos de la NFL, 123 millones 400 mil espectadores hicieron de la final entre Kansas City y San Francisco, apenas la segunda en 58 ediciones que ha necesitado tiempo extra, el espectáculo más visto en la historia del país.
El atractivo añadido fue la presencia de la cantante Taylor Swift, cuyo romance con el ala cerrada de los campeones Jefes, Travis Kelce, ha atraído nuevos públicos al futbol americano profesional. En comparación con el año pasado, este factor produjo un aumento de 7 por ciento con ayuda de múltiples avances tecnológicos en publicidad y nuevas plataformas de alto alcance para los planes de expansión de la liga, porque la accesibilidad no siempre es suficiente.
Desde 2007, la NFL celebra partidos cada año en Londres. La temporada pasada se agregaron dos más en Frankfurt y, para 2025, el número de encuentros internacionales aumentará a ocho, incluido uno en Brasil y otro en España. El comisionado Roger Goodell ha tratado de hacer de este deporte un producto de peso cultural en países fuera de Estados Unidos, promoviendo el flag football, que es una versión más simple y menos violenta para crear vínculos con los aficionados.
Aunque el año pasado 93 de las 100 emisiones de televisión más vistas estuvieron relacionadas con la NFL, en el resto del mundo fue en gran medida ignorada ante la supremacía del futbol soccer y el cricket, sostiene la revista especializada The Economist en un informe. No es que los fanáticos sean reacios a las disciplinas estadunidenses, sino que su formato, con 11 jugadores en campo y 53 totales en un equipo, además de algunas reglas desconcertantes, produce desánimo en los más jóvenes.
En Las Vegas, por el contrario, el Supertazón recibió el tratamiento de capítulo final de alguna serie de Netflix. Fue el segundo año consecutivo en que promedió más de 100 millones de espectadores, después de que, en cuatro de los cinco juegos previos a 2023, los usuarios de televisión por cable disminuyeron. Univision promedió más de 2 millones 200 mil televidentes, la cifra más alta de una final registrada en el país para un canal de televisión de habla hispana.
En un intento por atraer al público infantil, la cadena Nickelodeon transmitió a su vez su quinto juego de manera alternativa, mientras los casinos, tan comunes en Las Vegas, registraron la mayor cantidad de apuestas jamás realizada con más de 185 millones 600 mil dólares. Dicha cantidad pulverizó el máximo anterior que era de casi 6 millones de dólares.
Y, sin embargo, el futbol americano aún no encuentra la resonancia global que buscan sus dueños.
Para los estadunidenses, agrega The Economist, la persona más reconocible en Las Vegas fue Taylor Swift. No por falta de impulso en la organización del Supertazón, sino porque eventos como la Copa Mundial de Futbol y la Liga de Campeones están más arraigados en la cultura de quienes los siguen.
La cantante voló a Las Vegas luego de su más reciente concierto en Japón para estar presente horas más tarde en la final y alentar desde un palco de lujo a Travis Kelce. Eso produjo que un ejército de fanáticas adolescentes asistieran por primera vez a ver el espectáculo. Las grandes marcas llegaron a pagar hasta 7 millones de dólares por 30 segundos de publicidad durante la transmisión, incluyendo los escasos 15 minutos de música y baile en los que el llamado Rey del R & B, Usher, encabezó el medio tiempo.
Hubo varios factores que impulsaron una expectación sin precedente por el gran partido, desde el gasto publicitario hasta el efecto Taylor Swift, señaló Ashwin Navin, director general de Samba TV, empresa de datos y mediciones que calculó que el partido se vio en 39 millones de hogares. Todo ello en la misma burbuja de la sociedad estadunidense.
Por Alberto Aceves