Mandatario protegido; 11 de septiembre, contrastes
Historias que contar
El gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, se mueve entre escenarios opuestos que le permiten seguir en libertad y prepararse cuando termine su administración.
Por un lado, el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, insistió a la Suprema Corte de Justicia que resuelva la controversia constitucional que armó la Fiscalía General de la República (FGR) contra el Congreso de esa entidad, por no desaforar al mandatario Cabeza de Vaca, a quien se acusa de nexos con narcotráfico y enriquecimiento ilegal.
Monreal citó que hace cuatro meses la FGR presentó ese recurso y la Suprema Corte no ha resuelto.
Insistió que en Tamaulipas “existen zozobra, inestabilidad y debilitamiento institucional y social”.
En contraposición, los legisladores locales aprobaron inicialmente en comisiones, reformas a la Constitución local, para otorgarle a Francisco García, por los próximos seis años seguridad ante represalias por haber combatido a grupos de narcotraficantes.
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Su argumento fue que podría enfrentar delincuencia organizada.
Así, el ya entonces ex gobernador contaría con escoltas y vehículos oficiales blindados. Y, en caso de ser necesario, estos apoyos podrían ser prorrogables.
El viernes 10 de este mes, con 25 votos a favor del PAN, PRI y MC, contra 5 de Morena, el Congreso tamaulipeco estableció que el Ejecutivo estaría protegido, tras su terminar su mandato.
Septiembre trae añejos recuerdos
Septiembre con su cauda de trágicas reminiscencias, se apuntó apenas con dos acontecimientos más, uno festivo, el día 11 de 1971, el Festival de Rock y Ruedas, en Avándaro, en nuestro país, y años después, el mismo 11, pero de 2001, con atentados terroristas, estrellando cuatro aviones, dos con mayor número de víctimas, en el World Trade Center, en Nueva York.
A este acreditado, se le denominó enemigo inmisericorde de Occidente, vinculado con Al Qaeda.
La primera efeméride, inicialmente anatemizada, fue la glorificación del rock mexicano, en el que miles y miles participaron, sobre todo jóvenes.
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Federico Rubli, periodista, hizo una sensata exposición, bajo el título Avándaro 971, Woodstock en Valle de Bravo.
Refirió: “Avándaro fue un hito en la hito en la historia del desarrollo del rock mexicano, porque fue dos cosas a la vez: la cima, el pináculo de un esfuerzo creativo, propio de la onda chicana, pero al mismo tiempo su abrupta caída a un abismo de represión, censura y prohibición”.
Igualmente acentúa: “Uno de los primeros y peores mitos, fue haber dicho que se trató de una reunión de 300 mil jóvenes degenerados y drogadictos, la ‘juventud perdida’, estigma que prevaleció durante varias décadas”.
Otros tiempos, una sociedad más cauta, pero crítica, arrinconada tal vez por quienes entonces no entendieron que era el paso natural de una juventud en crecimiento, ama y dueña de sus decisiones.
Infernales aviones acaban con las Torres Gemelas
Y fue muy de mañana, un avión, literalmente embistió a una de las Torres Gemelas.
Se pensó en accidente; no fue así, minutos después, pocos, otra aeronave golpeó y estalló contra la otra estructura semejante.
Nunca, en Estados Unidos, y en el mundo entero, se conocía de escenas tan impresionantes.
Al final se supo que 19 yihadistas, se apoderaron de cuatro aviones, a costa de su vida. Fue terrible, demoniaca mano ejecutora. Un poco menos de tres mil personas murieron.
Dos aviones, ya se apuntó, acabaron con las dos torres, otro se colisionó al embestir una parte del Pentágono, y el cuarto acabó en un campo de Pensilvania, se dijo que por la intervención de pasajeros que se rebelaron contra los pilotos.
Imágenes vistas miles y miles de veces, que marcaron nuevos rumbos en la conciencia de la humanidad.