Las verdades a medias no son falacias por lo que dicen sino por lo que omiten

Alameda

«En lógica, la falacia de la verdad a medias es una falacia en la que se presenta algo creíble y se toma eso como buena razón para creer que el resto de la presentación es verdadera, una persona engañada por una verdad a medias podrá considerar la proposición o declaración como una verdad absoluta y actuar en consecuencia».

La semana pasada fue muy movida políticamente hablando, en lo local, en lo estatal y por supuesto, en lo nacional, por consiguiente y ante la carencia de propuesta y base social, hay quienes destacan negativamente por las mentiras que divulgan un día sí y al otro también.

En la vida pública, los medios medios de comunicación y las plataformas de divulgación deben ser entendidos y tratados como un poder, uno que nadie eligió democráticamente, pero que existe y que hace uso de ese poder para ir construyendo narrativas en base a la publicación de medias verdades, lo cual no es otra cosa que engaños disfrazados de buenas intenciones, estos engaños son nocivos y sumamente desgastantes para la vida pública, pero dicha situación no es espontánea y forman parte de estrategias bien pensadas y elaboradas.

Las verdades a medias no son falacias por lo que dicen sino por lo que omiten, para poder identificarlas es necesario conocer previamente las evidencias o argumentos contrarios que fueron omitidos u ocultados.

Las verdades a medias en muchos medios de comunicación se han vuelto la forma más efectiva de hacer crecer sus audiencias pues generan controversia basada en declaraciones y/o argumentos engañosos, afirmaciones y dichos que son parcialmente ciertos pero que solo son parte de la verdad, además de utilizar un excesivo uso de la adjetivación, especialmente cuando la intención primordial es engañar a las audiencias; el propósito fundamental de las medias verdades es hacer parecer algo que en realidad es solo una opinión y/o creencia como una verdad indiscutible.

Frecuentes en la actividad política, las medias verdades o falacias de la verdad son aplicadas como herramientas de descalificación y/o ataque contra quienes se visualizan como contrincantes o adversarios, lo anterior sumado al terreno fértil de las redes sociales generan campañas de matiz manipulador que nos pone ante dos escenarios únicos: sumarse al ataque o colocarse contrario a la verdad impuesta con mentiras y dinero.

Hay quienes nos negamos a vivir en una sociedad en donde asumamos las medias verdades para terminar aceptando vivir en un mundo de medios errores o medias mentiras; ensalzados por la relación de intereses personales o de grupo que intervienen en el manejo de las medias verdades –mentiras completas– que en muchos casos llegan a alterar la realidad.

Si bien toda información siempre tendrá sesgos intencionales, ante lo cual queda únicamente el criterio personal como arma; el mismo debe fortalecerse permanente con la energía de los valores que nos definen como sociedad, ahí reside la energía necesaria para lograr romper los eslabones de mentiras que los ciudadanos la mayoría de las veces toleramos por desconocimiento.

Por Dino Madrid

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