La leyenda del cancerbero «Cóndor» que voló alto en «La Bella Airosa»

Epopeyas

Twitter: @arturohenkel

Si hay una analogía claramente extraída de la mitología griega dentro del deporte en general, pero particularmente aplicada en el futbol es respecto a Cerberus, el perro que según aquellas leyendas y luego reinterpretada en el ‘El Infierno’ de Dante, era el encargado de resguardar las puertas del inframundo, aquel lugar en el que reinaba el Dios Hades y en el que el Can Cerbero se aseguraba que los muertos no salieran y que los vivos no pudieran entrar. Sí, el cancerbero, uno de los tantos nombres dados a la posición dentro de la cancha en algunos deportes del jugador encargado de evitar que nada pase a través de la puerta, su uso es claramente aplicado al futbol como sinónimo de portero, guardameta, arquero, guardavalla, etc., etc.

Apenas el pasado 14 de abril se celebró el ‘Día Internacional del Portero’ que como cada año, desde 2013, se recuerda en todo el mundo en conmemoración del nacimiento del emblemático portero de los Tuzos: Miguel Calero, quien ese mismo día hubiera cumplido 50 años, uno de los futbolistas que vino a cambiar la historia del equipo de la ‘Bella Airosa’ y que recibiera el llamado a la inmortalidad solo unos meses antes, el 4 de diciembre de 2012, dejando un gran legado de pundonor y entrega por los colores blanquiazules precisamente en esta citada labor de resguardar la meta hidalguense.

Hace poco menos de 21 años, en junio del 2000 se esparció entre los medios de comunicación de Pachuca la noticia de la llegada de un nuevo refuerzo en el arco para los Tuzos: un guardameta procedente de Colombia. No, no era René Higuita que regresaba al futbol mexicano, tampoco Óscar Córdoba que dejaba Boca Juniors para enfundarse la blanquiazul, ni Faryd Mondragón que rechazaba la oferta del Niza del futbol francés para fichar con la escuadra hidalguense; no, el elegido era un espigado cancerbero de 29 años que llegaba procedente del Atlético Nacional de Medellín, el de más discreto paso hasta entonces de una generación de extraordinarios guardavallas cafetaleros que derrochaban calidad en las canchas del mundo: el ‘Show’ como le decían en Colombia llegaba sin saberlo al equipo que sería de sus eternos amores y con el que escribiría páginas de auténtica gloria con múltiples títulos en el ámbito nacional e internacional que lo proyectarían como uno de los cancerberos más imponentes y de mayor personalidad del futbol de nuestro siglo.

Miguel Ángel Calero Rodríguez nació el 14 de abril de 1971 nació en la Ciudad de Ginebra, Valle del Cauca, en Colombia para comenzar su carrera en el Sporting de Barranquilla de 1987 a 1991), para después pasar al Deportivo Cali de 1991 a 1997, y posteriormente consolidarse en el Atlético Nacional entre 1997 y 2000, en todos esos clubes de su país tuvo grandes actuaciones, que lo llevaron a la Selección Colombiana, con la que llegó a disputar un total de 48 partidos entre 1995 y 2009, con episodios tan memorables como ser el portero frente al que Martín Palermo erró 3 penales en la Copa América de Paraguay 1999 y ganarla en la edición celebrada en su país en 2001 curiosamente frente a México, país del que en 2005 decidió naturalizarse por el gran amor que le tuvo a esta tierra desde su llegada.

Con el paso de los años, el ‘Cóndor’ como se le apodó en nuestro país por su espectacularidad y gran estampa que retrataba en cada uno de sus vuelos, se convirtió en uno de los máximos emblemáticos en la historia del equipo hidalguense, al ser su gran pilar en la consecución de los múltiples campeonatos nacionales e internacionales en la mayor época de gloria del Club, al conquistar 4 Campeonatos de Liga (Invierno 2001, Apertura 2003, Clausura 2006 y Clausura 2007), además de 5 títulos internacionales: 4 de la CONCACAF Liga de Campeones (2002, 2007, 2008 y 2010), el máximo logro de un club mexicano: la Copa Sudamericana del 2006, ganada al Colo Colo en el Estadio Nacional de Santiago de Chile, y la Superliga del 2007, recordada por el episodio en el que le dijo que ¡no! A Landon Donovan tras atajarle un penal y levantar el trofeo de campeón.

A su retiro el 22 de octubre de 2011, Miguel disputó un total de 477 partidos con los Tuzos: 398 en el futbol mexicano (entre liga, liguilla y Campeón de Campeones), además de 79 encuentros de torneos internacionales, entre CONCACAF, Merconorte, Pre Libertadores, Libertadores, Copa y Recopa Sudamericana, Mundial de Clubes y Superliga.

Tras la partida de este mundo terrenal, a Calero se le ha homenajeado de diversas maneras: se retiró el número 1 de los Tuzos; se hizo un monumento a las afueras del Estadio Hidalgo e incluso se publicó un libro llamado ‘El Show del Cóndor’; fue investido al Salón de la Fama del Futbol Internacional en 2019; pero ser por quien conmemore cada 14 de abril el ‘Día Internacional del Portero’; es sin duda el honor más grande a la gran carrera y calidad humana de la máxima leyenda de la afición blanquiazul.

O ustedes queridos lectores de ‘Epopeyas… de hidalgos, heroínas y otras gestas deportivas’, ¿piensan que hay alguno otro futbolista del Pachuca que merezca este título?

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