El libro Crímenes de Pancho Villa (Debate) de Reidezel Mendoza es una obra que desafía el discurso oficial sobre uno de los personajes más mitificados de la Revolución Mexicana.
A través de un meticuloso trabajo de investigación histórica y documental, Mendoza saca a la luz los excesos y atrocidades cometidos por Francisco Villa y sus hombres contra la población civil en el norte de México entre 1913 y 1923.
Desde sus primeras páginas, la obra nos sumerge en los testimonios de las verdaderas víctimas de la Revolución: los habitantes de los pueblos y ranchos que sufrieron en carne propia la violencia indiscriminada.
“El propósito del libro es darle voz a quienes padecieron en carne propia la Revolución, sobre todo en el norte de México. Se habla mucho de los caudillos, de sus gestas, pero pocas veces se cuenta la historia de las víctimas.
“Quise centrarme en Villa porque su figura sigue muy presente en la memoria de los pueblos y ranchos de Chihuahua, Durango y Sonora. Al escuchar los testimonios de los descendientes, me di cuenta de que existía un relato olvidado sobre los excesos que él (Villa) y sus hombres cometieron contra ricos y pobres, sin distinción de edad o género”, describe el autor.
Mendoza recopila cincuenta casos documentados de violencia perpetrada por Francisco Villa y sus hombres, afectando a un total de mil 550 víctimas. A través de archivos, crónicas y testimonios orales de descendientes de las víctimas, el autor reconstruye episodios que muestran un lado oscuro del llamado Centauro del Norte.
“Fue un trabajo extenso que combinó fuentes hemerográficas, documentos históricos y testimonios orales. Recorremos comunidades donde todavía persisten relatos de los abusos sufridos por sus ancestros.
“Se verificaron los datos con distintas fuentes para armar un panorama lo más objetivo posible. Estos crímenes abarcan el periodo de 1913 a 1923, y entre los casos documentados hay episodios de extrema violencia, como mujeres quemadas vivas o violaciones masivas en Chihuahua y Durango”, señala el autor, dejando en claro que las acciones de Villa no fueron meros excesos de guerra, sino un patrón sistemático de brutalidad.
Uno de los episodios más impactantes es el caso de una mujer y su nieta, de entre 71 y 86 años que fueron quemadas vivas tras ser torturadas en sus propias casas.
“No estaban involucradas en la lucha de facciones, eran completamente ajenas a la guerra, y aun así fueron víctimas de la violencia despiadada de Villa”, explica Mendoza.
Otro caso que ilustra la brutalidad villista es la masacre de mujeres en Chihuahua, en 1917. Al no encontrar hombres para enfrentarse en batalla, Villa ordenó ataques contra la población femenina, replicando este tipo de acción en otros estados del norte del país. “No son ni propias ni ajenas a la guerra, pero sí son características de los excesos de Villa”, dice Mendoza.
Villa no solo fue responsable de asesinatos y saqueos, sino también de masacres racistas. La matanza de chinos en Chihuahua y Parral es un capítulo oscuro que ha sido minimizado en la historia oficial.
“Villa es el autor de la muerte de 330 ciudadanos chinos, comerciantes y agricultores que nada tenían que ver con la guerra. La expulsión y asesinato de estas comunidades marcó un cambio irreversible en la región”, denuncia Mendoza.
El mito de Pancho Villa ha sido promovido por el Estado mexicano desde la década de 1960, cuando se comenzó a exaltar su figura como héroe revolucionario. En 2023, cuando el gobierno de México le dedicó el año oficial, Mendoza señala que “vemos que no ha cambiado nada. Nos dice mucho como sociedad a quiénes tenemos como ejemplo para los jóvenes y niños”.
Su libro desafía el relato oficial que ha glorificado a Pancho Villa.
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