La gente pierde muy fácil su humanidad: John Boyne
El autor de El niño con el pijama de rayas resalta en su último libro, Todas las piezas rotas, la complicidad del silencio ante la crueldad
Ahí estaba, sentado esperando a que llegara a mi cita con él; a su lado, la traductora.
Un hotel de lujo en Polanco y John Boyne frente a una alberca, esa agua azul se reflejaba en sus ojos del mismo color. Podría ser una estrella de rock, un actor hollywoodense, pero no, es el afamado escritor irlandés que ha hecho llorar a muchos con su obra más reconocida, El niño con el pijama de rayas.
Y sí, es uno de sus libros preferidos, por lo que significa en su trayectoria. No imaginó que en esas pocas páginas cupiera una historia que conquistaría al mundo editorial y al cine.
“Me gusta mucho escribir acerca de los niños y también acerca de los ancianos. Me gusta mucho lo de los niños porque son una parte muy importante y cuando hablamos de la historia, por ejemplo, son muy inocentes.
“Yo soy un escritor muy emocional, por eso es que lo hago en mis libros, dar ese momento de reír, llorar, esa sensibilidad. Me gusta también que mis lectores tengan una respuesta emocional. Si hay humor, quiero que se rían; si el libro es dramático, quiero que lloren”.
Con Todas las piezas rotas (Penguin Random, 2023), secuela de El niño con el pijama de rayas, Boyne continúa, 15 años después, con sus relatos sobre el Holocausto y esta vez se adentra en Gretel, la hermana mayor de Bruno, el hijo de un comandante nazi que trabó su amistad con Shmuel, su espejo al otro lado de la alambrada del campo de concentración de Auschwitz.
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“Fue algo que tenía en la cabeza, en realidad, desde que escribí El niño con el pijama de rayas, así que no fue una decisión apresurada. Por ello, había ido tomando apuntes en mi computadora con la idea de escribir sobre Gretel, la hermana mayor de Bruno. Pero quería escribir de ella cuando ya estuviera en el final de su vida para tener esas dos perspectivas de los niños. Uno, inocente, al comienzo de su vida, y la otra ya anciana.
“Es algo que pensaba escribir cuando yo fuera mucho más mayor, hacia el final de mi vida. Pero llegó la pandemia y pareció el mejor momento, así que me senté y empecé a escribir”.
Las décadas pasarán y el Holocausto será un tema que duela a la humanidad y al parecer por más de miles de libros que se publiquen sobre el tema, nunca serán suficientes para que el ser humano no repita la historia.
Ahí, en el jardín donde parece que la vida es perfecta y en el mundo no existen conflictos, Boyne medita un poco y mientras se escucha un ave trinar, responde.
“En los libros en los que me aproximo al Holocausto lo que quiero es destacar lo fácil que la gente pierde de vista su humanidad y se deja devorar por el mal. En El niño con el pijama de rayas, Gretel es también solo una niña que pone en las paredes mapas de los ejércitos porque está enamorada del teniente Kotler. Basta simplemente eso para que uno pierda su humanidad”.
Después de un silencio reflexivo, se le cuestiona sobre la “necedad” del hombre por destruirse a pesar de las crudas lesiones que los pasados conflictos bélicos dejan.
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Ahora, Europa está envuelta en una nueva conflagración, lo que John ve como una desgracia eterna.
“Esto de las guerras es la naturaleza o la existencia humana y yo creo que las guerras nunca se van a acabar. Lo triste es que el largo periodo de paz que había tenido Europa se rompió con esta guerra y ya ha pasado mucho tiempo y no le vemos fin”, mencionó.
Sobre el libro Todas las piezas rotas resalta esa complicidad, el silencio de los demás a pesar de ser testigos de actos criminales contra el prójimo e incluso se vuelven cómplices, lo celebran y lo ven como algo natural.
La maldad de un país, de una persona o del clero. Y es que en sus libros también ha tocado los temas sobre los abusos sexuales en la Iglesia católica irlandesa.
“Está en muchos de mis libros y es algo a lo que siempre regreso y creo que es porque nací en Irlanda en esos años en los que esas cosas terribles estaban sucediendo. Y la gente de mi generación sabía que una minoría cometía esos actos criminales, pero que había una mayoría que sabía lo que pasaba y prefería callar, seguir como si nada ocurriera, esa es la gente que me interesa más a la hora de escribir.
“La complicidad en silencio, son los temas que me gustan y no porque celebre escribirlos, sino que yo crecí en esas etapas en Irlanda, por ejemplo, cuando había mucha gente que era abusada, ya sea por sus maestros o por los curas o por los padres en cuanto a religión. Y bueno, más que escribir de los criminales o de los asesinos, me gusta escribir de la gente que sabía lo que se estaba haciendo, pero que no hizo nada al respecto, como Gretel”.
John Boyne prepara cuatro obras que tratan sobre el agua, aire, fuego y tierra, son novelas independientes, pero están conectadas y se empezarán a publicar en el Reino Unido en intervalos de seis meses cada una.
“Mi cerebro empieza a tener muchas ideas todo el tiempo, pero una de esas ideas salta y regresa todo el tiempo y yo instintivamente sé que esa es la idea que tengo que trabajar, pero no estoy pensando en eso seguido”.
Nacer en Irlanda en épocas conflictivas pudo haberlo marcado, pero Boyne deja de lado al escritor y como si fuera un viejo conocido charla algunos aspectos de su vida.
“Mi infancia fue muy feliz, yo tuve unos padres sensacionales en ese momento. Cuando yo era un niño no había distracciones como las computadoras, las redes sociales. Aunque de hecho yo era un niño solitario. Era introvertido y me encantaban los libros. Me la pasaba en la biblioteca. Me encantaba escribir.
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