La educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva

La educación es un tema apasionante e inagotable. Este 24 de enero se conmemora el Día Internacional de la Educación, fecha proclamada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) para concientizar sobre la importancia de una educación de calidad a nivel mundial.

Haciendo memoria, la primera celebración de esta efeméride es reciente y tuvo lugar en Nueva York en 2018, desde esa fecha y hasta nuestros días las condiciones educativas mundiales dieron un vuelco con la aparición de la pandemia y con esto también se re-direccionaron los lemas anuales, el año pasado se habló sobre “Recuperar y revitalizar la educación para la generación COVID-19” y muy de la mano para este 2022 el tema es: “Cambiar el mundo, transformar la educación”.

Más que nunca en estos últimos dos años nos inundamos de repasos con tantas situaciones derivadas del confinamiento, por ejemplo, los pendientes y las áreas de oportunidad que se presentan en materia educativa, marcan un antes y un después, se debe repensar y replantear la educación y justamente en los foros que a propósito de la efeméride se realizan, se reflexiona sobre las transformaciones necesarias para hacer realidad el derecho fundamental de todos a la educación de calidad y construir un futuro más sostenible, inclusivo y pacífico. 

Pero cuando vemos los números presentados por la propia UNESCO a propósito de este día, se reafirma que el pendiente es grande, actualmente en el mundo, 262 millones de niños y jóvenes siguen sin estar escolarizados, 617 millones de niños y adolescentes no pueden leer ni manejan los rudimentos del cálculo; menos del 40 por ciento de las niñas del África Subsahariana completan los estudios de secundaria baja y unos 4 millones de niños y jóvenes refugiados no pueden asistir a la escuela. El derecho a la educación de estas personas se ve afectado y eso es inaceptable.

También es una realidad que durante el confinamiento por la pandemia millones de niños no han podido ir a la escuela, y a pesar de los esfuerzos en muchos países ha sido imposible una educación a distancia de calidad, seguramente a estas alturas muchos de nosotros conocemos de alguna situación propia o de quienes nos rodean que tiene que ver con este renglón.

Me gusta que existan estos días, ahora se dedican a muchas cosas incluso curiosas, pero particularmente hablar del Día Internacional de la Educación nos permite reflexionar y vislumbrar nuevas dinámicas de cambio al tiempo que se pueden dimensionar los desafíos, no hay que perder de vista que la educación debe ser un vehículo para la mejora personal, social, económica, de bienestar y desarrollo.

A propósito de esta materia, la UNESCO señala que la educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva, igualmente manifiesta en forma enfática que sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.

Y es ésta, la aspiración que se desea alcanzar, con el trabajo tenaz de los docentes y alumnos comprometidos, que saben que el futuro es hoy.

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