El pasado domingo 12 de junio, luego de una sesión del pleno del Instituto Estatal Electoral de Hidalgo, la consejera Presidenta entregó al Lic. Julio Menchaca Salazar la constancia de mayoría que lo acredita como Gobernador Electo, cerrando así una etapa más en este ese proceso electoral.
Los números asentados en el acta oficial nos dicen que acudieron a las urnas 1,067, 726 ciudadanos, de los cuales 658, 562 votaron por la candidatura común “Juntos Hacemos Historia”, encabezada por Julio Menchaca; mientras que su contendiente más cercana, Carolina Viggiano de la coalición “Va por Hidalgo” se quedó con 335,351 votos. Francisco Berganza casi empata con los votos nulos (32, 793 contra 28,194 ) y José Luis Lima tal vez fue el único sorprendido con sus 12,205 sufragios. El resultado final fue coincidente con la mayoría de las encuestas previamente publicadas, mismas que pronosticaban una victoria contundente de más de 30 puntos porcentuales del primer lugar sobre el segundo.
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La victoria del Lic. Julio Menchaca fue abrumadora, el 62% obtenido no solo fue el mayor porcentaje obtenido por un candidato de los seis Estados donde eligieron gobernador, sino que también es el porcentaje más alto obtenido por un candidato en Hidalgo por lo menos desde el año de 1999 cuando aún se vivían en esta región las mal recordadas elecciones de Estado, donde los candidatos de oposición no tenían ninguna posibilidad de victoria y se conformaban con tragarse en silencio todos los abusos sufridos mientras sembraban en algunos ciudadanos la idea de que podrían existir otros caminos posibles.
El respaldo electoral obtenido por el Gobernador Electo, le da, por un lado, una enorme legitimidad democrática para que pueda definir y concretar la ruta prometida en campaña, mientras que también dibuja la enorme esperanza de que se gobierne de una manera muy diferente a la que se rechazó en las urnas. El senador Ricardo Monreal lo sintetizó muy bien cuando dijo: “Ni lo mismo, ni los mismos».
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De lo que yo pude registrar en esta campaña, sobresale la exigencia ciudadana de que se combata a fondo la corrupción y se utilicen con honestidad los recursos públicos, luego vinieron las preocupaciones por la inseguridad, los múltiples problemas relacionados con la economía, los pésimos servicios públicos y la carencia brutal de infraestructura urbana en casi todo el Estado; la preocupación por el medio ambiente y la urgencia de un plan hídrico se repitieron en todos los municipios.
La campaña terminó y los ciudadanos dieron su veredicto. Al ganador corresponde hacer un llamado a la unidad y a quien perdió, aceptar con decoro y dignidad su derrota electoral y cerrar ya este capítulo renunciando a todo intento de judicializar lo que resta del proceso.
Julio Menchaca Salazar tomará protesta como Gobernador en funciones el próximo 5 de septiembre, lo hará con una gran legitimidad, libre de compromisos con cualquier individuo o grupo de los que suelen presionar para obtener espacios, canonjías políticas y presupuesto público; cuenta con plena libertad para elegir su equipo de trabajo, establecer la ruta basada en las plataformas partidarias y en las propuestas de campaña. Le deseo éxito a su gobierno, confío en que, como lo repitió decenas de veces: “Confíen en mí, ténganme confianza, quiero trascender, gobernaré para todos, pero en primer lugar lo haré para los más pobres”.
Prometió, con el talento y trabajo de todos, hacer de Hidalgo una potencia. Hay que tomarle la palabra y cada quien desde su espacio empujar un proyecto que permita que cada persona concreta, tenga la oportunidad de desarrollar al máximo todo su potencial humano. Juntos haremos historia.
