Isabel II, grato recuerdo 

Historias que contar

A los 96 años falleció Isabel Alejandra María, Isabel II, jefa de Estado de Reino Unido y de los países de la Commonwealth. Así, lamentable, terminó su reinado que se extendió un poco más de 70 años. Pocos días antes se conmemoró el 25 aniversario del deceso de Lady Di, quien fuera su nuera. 

La sucedió en el trono su hijo Carlos III, de 73 años, ungido el sábado 10. 

Coincidencia, la reina recibió en el castillo escocés de Balmoral, en donde su vida, se extinguiría, a la Primera Ministra, Liz Truss, no hace mucho nombrada; Carlos, ya en funciones, tuvo su primera audiencia formal con Truss. 

Isabel II, nació en Londres el 21 de abril de 1926. Cariñosamente la identificaban como Lilibert. Entonces, desde luego, nadie la llegó a ubicar que en su futuro llegaría a ser soberana. Muy joven, 21 años, se casó con quien era su primo lejano Felipe Mountbatten, quien era hijo del príncipe Felipe Andrés de Grecia y Dinamarca. 

La pareja tuvo cuatro hijos, Carlos, 1948; Ana, 1950; Andrés, 1960, y Eduardo, 1964. Hubo amplia descendencia: ocho nietos y 12 bisnietos. Él, cercano a llegar a 100 años de existencia, en abril de 2012. Esto mucho le afectó a ella.

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Se le recuerda en su juventud como viva, alegre y de pronta sonrisa. En un reportaje fílmico, se le advertía en un buque de guerra inglés, en donde se trasladaba en animado viaje con sus padres, jugando, feliz, con algunos impávidos marineros y jóvenes oficiales quienes guardaban respetuoso comportamiento.  

En la Segunda Guerra Mundial, Inglaterra como objetivo de conquista de Adolfo Hitler, fue severamente atacada por los alemanes, quienes, empero, no lograron lo que tanto anhelaban, invadirla. 

La entonces Lilibert, menor de 20 años, se sumó a un frente común patriótico, auxiliando. Fue parte de un grupo que daba mantenimiento a las unidades terrestres del ejército inglés. Hay imágenes en donde se le advierte en acciones que por su joven edad no eran frecuentes, lidiando con pinzas, desarmadores y herramientas semejantes. 

Pero el destino, así muy poéticamente identificado, le tenía reservado un futuro nada semejante como la que era su vida hasta entonces. 

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Su tío Eduardo VII, impecable gentleman, de finas maneras no solo en vestir sino también de conducirse con sus compatriotas, tomó insospechada decisión al abdicar como rey. No hubo secreto, el amor lo atrapó, enamorándose de una dama norteamericana, al parecer ya divorciada en dos ocasiones.  

La aristocracia severa, imperturbable, más las reglas imperantes, rechazaban la posibilidad de una boda y que así ascendiera al trono. Una buena tarde, en un mensaje público, Eduardo anunció sus intenciones y renunció. 

Su hermano Jorge VI, de acuerdo con protocolo asumió el cargo. Padre de Isabel, en febrero de 1952 murió. Fue hasta junio del siguiente año en que fue ya formalmente la reina, cuadragésima en un largo pasado. 

Por cierto, no ha sido la que más tiempo ha ocupado tan honrosa posición, Luis XIV estuvo al frente de Francia en el siglo XVII, 72 años y 110 días. 

Recordamos una película en que Jorge VI tiene que tomar curso especializado, porque tenía serios problemas al hablar públicamente. Lo consiguió, aunque sin llegar a ser un orador. 

Carlos III, parece que fue ayer, visitó con su esposa Camila Parker, Mineral del Monte en noviembre de 2014. Se le vio reír, pero, a veces impasible, poco cordial, aspirará a conquistar afectos de sus ahora súbditos. ¿Podrá lograrlo? El tiempo lo dirá. 

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