Guadalupe Miranda vive entre telas, hilos y diseños únicos
De querer estudiar taquimecanografía, el destino la llevó a la confección de ropa
Por más de dos décadas la creatividad y sofisticación ha tomado forma en las manos de la modista Guadalupe Miranda López, quien entre telas, hilos y diseños únicos crea y acompaña en momentos inolvidables.
Sus inicios se dieron de manera involuntaria mientras cursaba la secundaria, participando en el taller escolar de corte y confección.
“Yo quería estudiar taquimecanografía y el destino ya estaba marcado, debía cursar corte y confección, pero fue hasta el segundo año cuando me interesó realmente la materia, desde entonces busqué aprender más y nuevas técnicas.
“Ya en la prepa, cuando llegó el momento de buscar una carrera profesional, me rebelé y comencé a buscar la licenciatura en diseño de moda, y al ser muy joven mis papás no me dieron permiso de viajar a la Ciudad de México, pero en Tulancingo encontré algo afín, la carrera de técnico en diseño y confección, a pesar de que mis padres deseaban otra profesión para mí”, recuerda.
Una vez graduada emprendería la travesía a CDMX para integrarse al Centro de Estudios Tecnológicos Industriales y de Servicios (CETIS), donde se preparó en la carrera de Diseño, no obstante, ante la inseguridad, regresó a su ciudad natal para continuar trabajando como modista.
A lo largo de 20 años con su labor se ha encargado de vestir momentos significativos con la confección de prendas que van desde vestidos de presentación, de novia, damas de honor, XV años, Primera Comunión, así como disfraces, vestidos y trajes de graduación, entre otros.
“Algo que para mí significa mucho es trabajar novias y con niños, especialmente ver la reacción cuando reciben una prenda es muy especial, porque son emociones genuinas y apreciar sus rostros de emoción es algo que me alegra y apasiona mucho y saber también que mi trabajo está presente en momentos importantes de su vida, es algo que valoro”.
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La fortuna de enseñar
La docencia llegó a su vida a partir de una invitación comenzando con cursos y talleres enfocados a la confección de prendas en las comunidades de Santa Elena y Santa Rita, en el municipio de Cuautepec, como parte del Programa Hábitat, con el cual se promovía la regeneración urbana y el desarrollo comunitario.
“Más adelante llegó la oportunidad para integrarme al Centro de Capacitación para el Trabajo Industrial (CECATI 123) en Tulancingo, en donde he tenido la fortuna de compartir y brindar herramientas y habilidades a jóvenes y adultos que a su vez les permite generar una fuente de empleo, a que madres puedan vestir a sus hijos y familiares para la escuela, para ocasiones especiales o para el diario con un presupuesto menor”.
La modista asegura que esta profesión es muy noble e igualmente compleja, en la que ha aprendido a conocer y a tratar a personas con distinto carácter y temperamento, empero, es también una satisfacción profesional y personal.
“He tenido alumnas jóvenes de 16 años hasta mujeres adultas de 70 que no pierden el deseo por aprender, de cumplir lo que para ellas es un deseo. Esas son las satisfacciones que me deja mi trabajo, eso y la gratitud de la gente”.
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Capacitación para el trabajo
Mediante cursos y talleres impartidos ha participado en el proceso de emprendimiento de mujeres y hombres desde los 16 años, quienes encuentran en la confección de ropa una alternativa de sustento.
“Me da gusto saber que mis alumnas continúan practicando y muchas veces ejerciendo y que con esto se ayudan económicamente, haciendo confecciones como servilletas, cortinas y bolsas que podrían considerarse sencillas, pero es un logro cuando se inicia”.
La también integrante de la Asociación Nacional de Sastres, Sección I de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido recientemente formó parte del VII Congreso de Alta Moda Internacional en el estado de Veracruz, con miras a continuar nuevas especialidades en la rama del diseño.
“En este trabajo se dedica mucha creatividad, esfuerzo y tiempo, ejercicio que deja muchos aprendizajes en todos niveles y el resultado es un sentimiento de satisfacción”.
“Ver la reacción cuando reciben una prenda es muy especial, porque son emociones genuinas y apreciar sus rostros de emoción es algo que me alegra y apasiona mucho”
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