Gojira y María Antonieta decapitada: “Todo acto público es político”

CIRCO SÓNICO

Cierto, la inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 dejó múltiples postales para la historia, pero me quedo con una: un rockero vestido de negro y con abrigo, guitarra, también negra, tocando desde el balcón de La Conciergerie, un palacio de la isla de la Cité, y teniendo a su lado derecho a una María Antonieta decapitada sosteniendo su cabeza entre las manos a la altura de la cintura.

Un glamuroso vestido rojo ataviaba a la recreación de aquel icono de la monarquía desde una ventana del mismo edificio en el que estuvo presa la tristemente célebre reina y al que sólo abandonó para ser guillotinada el 14 de octubre de 1793.

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En un momento dado, la figura de María Antonieta se multiplicó y en decenas de ventanas apareció su esperpéntica figura degollada. Una vez más los parisinos mostraron su capacidad para resignificar a la Revolución Francesa, justo en un momento en el que el país atraviesa por una crisis política y una embestida de la extrema derecha, toda una amenaza para el progresismo que distingue a los galos.

Y es que muchos elementos históricos estaban ahí, hasta en la música, porque Gojira transformó “Ah! ça ira”, una canción de aquellos tiempos convulsos, pero que ahora llevaron hasta sus ásperos y rugosos territorios sonoros. ¡La primera banda de metal en participar en la inauguración de unos Juegos Olímpicos!

¡Tanto simbolismo desde lo alto de La Conciergerie! Antes ya habían evocado al cuadro de Eugéne Delacroix, La libertad guiando al pueblo; una mujer negra cantó “La marsellesa” y una enorme plasticidad se mezcló con un alto sentido del arrojo estético, cuando poco después aparecieron los hermanos Joe y Mario Duplantier, Christian Andreu y Jean-Michel Labadie: Gojira. ¡Todo el poder del metal… incluida una voz gutural que cimbraba al edificio y al mundo!

Procedentes de Ondres, una aldea cercana a Bayona, Gojira, es una banda que ha combinado elementos de death metal y metal progresivo desde que se formaron en 1996, que sirvieron para desarrollar una vertiginosa carrera que los consolidó como la agrupación francesa más importante del metal y una presencia internacional inapelable.

Todo acto público es político” y ello lo sabían muy bien los organizadores -encabezados por Thomas Jolly-, que no tuvieron arredro en provocar la polémica, aun cuando sabían que los conservadores habrían de reaccionar ante esa música extrema y una recreación del momento en el que la nobleza terminó cercenada por una hoja de metal.

El 26 de julio de 2024 será recordado, entre muchísimas cosas, como el día en que el arte y la estética sedujo al mundo desde una ciudad que es una obra maestra en sí misma; cultura pop, temas de Justice y Modjo; un piano en llamas, Lady Gaga, una bacanal griega y, al cierre, la música electrónica de Cerrone, le enseñaron al mundo la idea de concebir a la vida como una forma de arte.

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Y Gojira reivindicando a la cultura rock y su peso específico; poderosos riffs y una base rítmica atronadora nos recordaron ese impulso salvaje de ir en contra de quienes detentaban el poder por “supuesto” designio divino y tenían al pueblo en la miseria.

Nunca como ahora es oportuno recordar la premisa francesa: Liberté, Égalité, Fraternité… y, además, regodearnos en la reciedumbre del metal.

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