La temporada decembrina, en particular las fiestas relacionadas con la navidad, el fin de año y el inicio de uno nuevo, es motivo para experimentar emociones fuertes para muchas personas. La convivencia familiar y con otras personas con quienes tenemos vínculos afectivos se vuele primordial. Es un ritual propio de la especia humana.
Las festividades mismas tienen una gran dosis de estereotipos de género que convendría ponerles atención para evitar controversias. Por ejemplo, ponderamos actividades como cocinar, comer grandes platillos, dar regalos, reunir a las familias y convivir armónicamente.
Son actividades estereotipadas porque atribuimos a las mujeres la labor de cocinar (aunque muchos hombres lo hagan, estadísticamente no la mayoría), y los hombres son atendidos (por mujeres). Es decir, se prioriza la familia “tradicional”, donde que refuerza las tareas domésticas a cargo de la mujer.
En nuestra sociedad de consumo actual le damos mucha importancia a la imagen. Lo es todavía más con relación a estas fechas en que lo visual se torna rojo, verde, cálido, luminoso. Las vestimentas decembrinas, lo estético como eje articular de los festejos está cargado de estereotipos. La perfección femenina, la elegancia masculina, o sencillamente adquirir vestimentas que no serán útiles en otras fechas.
Dar regalos como muestra de afecto es resultado del consumismo. Desde luego tenemos derecho a obsequiar lo que queramos solo que, en estas fechas, regalar se vuelve sinónimo del festejo. Que la familia ampliada se reúna, entorno a una figura central, sin discordar en opiniones, parece más una escena cortesana que deseo por convivir libremente.
Sólo como ejercicio de reflexión y, en todo caso, con el fin de abonar algunas ideas para facilitar el respeto a las diversidades de opiniones e identidades, me pregunto ¿cómo convivir en las fiestas de fin de año desde un lugar distinto?
Priorizar mis emociones y deseos. Responderme la pregunta ¿qué deseo hacer en navidad?, no es sencillo. Implica tener claridad de lo que quiero y estoy sintiendo. Quizás ayude preguntarme ¿qué quiero experimentar y cómo facilitarme la vivencia respetando a las demás personas?
Honestidad y autenticidad: lo anterior también me lleva a ser transparente y claro conmigo mismo. Respeto y limites propios y con otras personas: reconocer que habrá situaciones que no quiero vivir. Pensamiento crítico sin descalificación: cuestionarme roles de género, actuar para disminuir desigualdades con los preparativos y no discriminar a otras las personas.
Reunirnos en familias para encontrarnos, reconocernos, arroparnos y brindarnos una mirada sin juicios, es una de las principales metas de los festejos de fin de año. A partir de estas reuniones podemos encontrar mutualidad, colectividad y, en algunos casos, alivio a algunas ansiedades de separación, soledad o angustia.
Ello, principalmente porque advertimos en las otras personas las mismas necesidades de asociarnos de manera libre, así sea por una noche, con el objetivo de sentirnos pertenecientes a una agrupación de personas con quienes encontramos empatía, solidaridad y respeto.
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