ESPACIO CONCESIONADO
darDOS con garlito
Garlito
Ninguna duda cabe que el ser humano es la especie con mayor adaptabilidad de todas, al grado de llevarla a convertirla en una plaga determinante, que inclinará el decibel para que la balanza se incline por la destrucción del planeta, aun sabiéndolo finge demencia y trata de explicarse la catástrofe planetaria buscando responsables; para poder insertarse en las nuevas dinámicas sociales, ahora transformados y decididos a ello, la imaginaria colectiva espera cambios en perversiones heredadas que deterioran la vida común de los ciudadanos, del pueblo, hoy colocado a la vanguardia de todo interés público; así lo espera la mayoría y no quiere pensar que se predicó en el desierto.
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Rescate
Si a la autoridad municipal de la capital del estado, no le interesa ni su pueblo, ni su gente, no hace el menor intento por tratar de beneficiar a la ciudadanía que pierde espacios tradicionales, otra autoridad más putativa, debería meter las manos en el asunto y arreglar lo que evidentemente fue tolerado en perjuicio de los pachuqueños, pero con la intención de tener votos cautivos, que al final del día, no sirvieron de nada, se concesionó el espacio público de la ciudad a organizaciones de dudosa procedencia y negocios, arguyendo primero la pandemia y después las secuelas de la misma y el derecho al trabajo, se aceptó la invasión a la vía pública, jardines y plazas, que hace tiempo eran bien de la comunidad y hoy tienen propietarios por lo menos cada fin de semana, insensible al decir de los vecinos, en vez de eliminar carpas de tianguis y artesanos se fomenta la apropiación truculenta de predios públicos.
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Dicho en varias ocasiones, el crimen que se comete al Jardín de los Niños Héroes es irreversible, al parecer, no bastó la nula planeación y respeto a ese pequeño espacio pachuqueño, al sufrir los atentados en su contra por la construcción de las estaciones del transporte masivo que ocasionaron el daño al reloj de sol que nunca más volverá a funcionar, recortado en ambos costados, el pequeño rectángulo que era el jardín que su verdadero nombre es Felipe Ángeles y solo el monumento está dedicado a los héroes de Chapultepec, todos los fines de semana en el único espacio libre, se coloca una enorme carpa obstruyendo todo, apoderándose de un lugar de los pachuqueños para el peculio de organizaciones de artesanos que en su mayoría no son hidalguenses; convertido en un estorbo y una limitante para que infantes disfruten del poquísimo espacio verde de la ciudad, a estos artesanos se les concesionó un espacio público, la pregunta es, ¿permanecerán ahí de por vida?, ¿cómo y quién concesiona el espacio público de Pachuca?; evidentemente el régimen anterior heredó varios convenios turbios al nuevo que deberá eliminarlos, eso espera el pueblo.
Ocupado
Las carpas de artesanos, no solo la que se coloca en el anteriormente agradable Jardín de los Niños Héroes, igual en Plaza Independencia, Parque Hidalgo, Jardín del Arte o Plaza Juárez, los artículos que se expenden, no necesariamente son artesanías, ni mucho menos hidalguenses, en una mezcla de tianguis cultural, artesanal, gastronómico y dulcero, evidentemente no representa grandes ingresos a sus propietarios y el pueblo común, solo pasa a husmear un rato y hacer mínimas compras, por lo que es inoperante y estorboso ese intento de ayudar a artesanos, que como en todo el centro de la ciudad, o son oaxaqueños o poblanos, muy poco de Hidalgo; ¿tendrá conocimiento de ello la autoridad correspondiente?, basta solo platicar poco con ellos y descubrir que son foráneos de Hidalgo.
En Jardín del Arte, sin dudar está invadido por comerciantes que dejan mucho que desear sobre su legalidad o la de sus productos, organizados por profesionales, con venta de mercadería de segunda mano, evidencia que los negocitos o tienditas, son de otra cosa, ante una autoridad miope o maniatada, cuenta con seguridad particular, halcones ojo avizor y grupos de choque por si alguien ajeno a la organización intenta colocarse, toda una organización que semana a semana se adueñan de otro jardín que se concesionó en búsqueda desesperada de votos, que de nada sirvieron cuando la voz del pueblo se escucha; ante el nuevo ánimo una autoridad más putativa que la municipal, debería meter en cintura estos grupúsculos de artesanos y comerciantes y anular convenios vitalicios, quitarlos del espacio público de la ciudad y no volver a permitir la concesión de la ciudad como si fuera propiedad privada ¿o lo es?