El claroscuro de los monstruos

Alameda

Por Dino Madrid

«El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos». Con esta frase el reconocido intelectual, filósofo y teórico marxista de origen italiano, Antonio Gramsci, resumía lo que significa una ‘crisis’. Comenzada la crisis, comenzada la guerra.

La política podrá estar en crisis, pero si no hay una opción que nos dé un ápice de esperanza real de cambio verdadero, la crisis de éste sólo generará la creación de “monstruos”. Serán esos mismos entes los que en medio del caos se presentarán como una solución simple a los problemas complejos que nos envuelven como sociedad. Usarán en beneficio propio el caos y la incertidumbre para poder ascender políticamente aparentando liderar una causa justa.

Una transición de lo viejo a lo nuevo podría implicar un cambio significativo, que podría abrirnos a pensar en futuros radicalmente diferentes. Podrían ser buenas noticias. Pero también podría resultar inquietante. Una vez más, la definición que hace Gramsci de la crisis como interregno proporciona tranquilidad. El presente es un interregno, porque es un período entre dos órdenes. Puede que ahora sea complicado, pero algo siempre está en camino.

La actualidad del legado de Gramsci merece una profunda reflexión. No podemos ignorar que, al considerar a Gramsci como un pensador histórico, como efectivamente lo es, es imprescindible reconocer la enorme distancia temporal y contextual entre su época y la nuestra. Gramsci fue un comunista comprometido que pagó un alto precio por su lucha por la revolución mundial, entregando su vida a una causa en la que creía fervientemente.

Sus ideas sobre el interregno, que hoy resuenan en coloquios informales y paneles de discusión, fueron escritas en noviembre de 1930 desde las paredes frías de una prisión fascista. En ese momento, Gramsci contaba apenas con treinta y nueve años; su vida se apagó a los cuarenta y seis, tras años de encarcelamiento que quebrantaron su salud. Este contexto nos recuerda que su obra no solo es un análisis teórico, sino un testimonio de la lucha por la justicia y la libertad en tiempos de opresión.

De superestructuras, bloques hegemónicos y demás conceptos gramscianos hablaremos cualquier otro día.

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