EL ARTE DE LA FIESTA

Garlito

El nuestro es un pueblo integrado por varios. Distintos orígenes y naciones cuya gran victoria es mantenerlo unido en uno solo; tradiciones y abundantes culturas, que identifican un origen y destino común; nuestra gran riqueza es la diversidad y diferencias, la multiplicidad de ideas y pese a nuestras separaciones, la unión entre mexicanos, forja la Patria que tenemos y aspiramos; somos un pueblo ritual, cíclicamente cerramos el círculo para iniciarlo nuevamente; en nuestra existencia colectiva, somos un pueblo que hace de la fiesta un arte.

Foto: Carlos Sevilla

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 Chispa

Desentrañando la entraña de lo mexicano, Octavio Paz nos dice que el arte de la fiesta es una característica nuestra, somos un pueblo fiestero que desde antes de la llegada europea, por medio de cantos y danzas, los pueblos originales, recordaban y rendían homenaje a sus dioses, héroes y batallas con grandes convites, comida, bebida, música, ritual y sacrificios; de un pasado esplendoroso a sometimiento militar y religioso, la fiesta se convierte en un reducto para en el anonimato, vociferar, festejar y olvidar la desgracia del pasado perdido;  es en la plaza pública, donde se reúne la masa solitaria para gritar por una noche, que hay igualdad y libertad, viva México cabrones; la alegría del mexicano se compara con los fuegos artificiales, dura lo que un cohete sube al cielo y explota para caer en cenizas.

Foto: Carlos Sevilla

En afirmaciones del poeta filósofo, nuestro único premio Nobel de literatura, asegura que se podría medir la pobreza del mexicano en relación con las fiestas, su suntuosidad, esplendor e importancia, a lo largo de todos los días del año, es vital para el mexicano reunirse, sentirse iguales, quizá solo en las fiestas es cuando todos somos verdaderamente iguales, reunión de solitarios en la plaza pública repleta, para al otro día volver a su circunspección; laberinto de soledad, el mexicano disfruta de la fiesta incluso arriesgando la vida propia y ajena y de todas las fiestas, salvo la de cada capillita de pueblo, es el Grito de Independencia nuestra fiesta mayor mexicana, pues Día de Muertos, es religiosa y originalmente íntima y discreta; el nuevo país tiene una fiesta para reafirmarse ante todos y para renovar su esperanza, el Grito de Independencia: Viva México.

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Vital

Ya México, la ceremonia solemne que recuerda la arenga de Miguel Hidalgo en Dolores Guanajuato la madrugada del 16 de septiembre de 1810, recordado por vez primera en Huichapan que será parte del estado de Hidalgo, Ignacio López Rayón, Andrés Quintana Roo y el Chito Villagrán, la convierten en la fiesta más importante del nuevo gobierno, este festejo popular se transforma a 212 años en todo el país y en la capital del estado, han pasado diversas maneras de festejarlo, desde solemnidad oficial rindiendo a los héroes-dioses, pasando por costumbres machistas y agresiones a los compatriotas, acciones que hoy día son sancionadas y solo forman parte de la narrativa popular durante la noche libre del 15 al 16 de septiembre en Plaza Juárez y sus inmediaciones.

Foto: Carlos Sevilla

Los fuegos pirotécnicos siempre han sido parte importante de la festividad, de gran colorido y exceso de explosivos, durante algunos años, la crítica popular media el éxito o fracaso de la fiesta, de acuerdo con la potencia y abundancia de cohetones y castillos, los fuegos pirotécnicos otro arte efímero que esa noche se acomoda perfecto al ánimo mexicano, brilla con alegría y explota en colores de artificio fugaces, regalo y diversión para todos, los castillos mexicanos de las fiestas patrias, hacen de esta la más mexicana; años después en Pachuca, en las intersecciones de las calles de Guerrero y Plaza Juárez y ante el crecimiento poblacional, se aglomeraba tal cantidad de gente, que impedía su movilidad, atascando a la multitud y teniendo a las mujeres como objetivo de apretones, manoseos y otras obscenidades; pero quizá la costumbre más nefasta, erradicada ya, era la guerra de elotazos al concluir el acto, cientos de mazorcas volaban de un extremo a otro, ocasionando golpes y agresiones para el público, grave riesgo pues el proyectil con un pedazo de madera se convertía en una flecha; nefastas acciones fueron erradicadas por parte de la policía, hoy la seguridad garantiza que no volverá esta falta de respeto y agresión, hoy día en la celebración, un programa musical es la atracción, dando al festejo mayor alegría y espectacularidad, como sea lo importante es no perder la única razón de la fiesta, todos los días debemos celebrar y defender la Independencia, contribuyendo a tener un mejor país y estado, que lo requerimos tanto como en aquel lejano 1810.

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Rolando García

Pachuqueño, periodista guionista, registrando la historia cotidiana de todos los días
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