El 2021, lo que nos espera
No hay cosas gratis
Este fin de año fue atípico, para muchos las celebraciones no tuvieron la alegría ni el glamour de otros años, muchas familias tuvieron sillas vacías y muchas otras iniciaron el año nuevo con menos ingreso, si es que todavía contaban con uno. Incluso los propósitos para el 2021 tendrán que ser repensados, en mi caso, este año dejaré mi eterno propósito de meterme a un gimnasio para cambiarlo por uno solo: sobrevivir.
Lo que nos espera en el 2021 lo podemos resumir en una palabra: incertidumbre.
La economía mexicana tendrá una alta dosis de incertidumbre. Imaginen que durante 2018 habían logrado ganar $100 pesos, durante el 2019 no fue posible ganar esos $100 pesos sino que ganaron $99.90 pesos, pero durante 2020 el golpe fue tremendo y sólo pudieron ganar $90.90 pesos. En dos años han perdido alrededor del 9% de su ingreso. Si todo va bien, durante el 2021 van a poder recuperar algo y van a ganar $94.00 pesos y si no sucede nada raro, durante el 2022 podrán ganar $96.30 pesos. En 4 años no sólo no habrán podido recuperar el ingreso que tenían en 2018 sino que además estarán todavía muy lejos de él. Estos no son números inventados, esto es lo que se espera que pase con el crecimiento de la economía, según los especialistas en economía que encuesta el Banco de México.
¿Cuándo van a poder volver a ganar esos $100 pesos que ganaban en 2018? Se espera que esto ocurra, en un escenario optimista, hasta el 2024. Prácticamente este sería un sexenio de estancamiento. Si bien el ejercicio anterior lo único que busca es que sea más didáctico, ver lo que hemos perdido y lo que nos vamos a tardar en recuperarlo, es importante dimensionar el tamaño del problema. La situación se pone peor cuando vemos el PIB por persona, dado que la población sigue creciendo, el pastel se reparte entre más persona y si el pastel es más pequeño a cada persona le toca menos. Para el 2024 los analistas proyectan que el PIB per cápita de México sea 5.7% menor al que era en 2018 y que no veremos el mismo PIB per cápita que teníamos en 2018 hasta el 2030. Una década perdida. De ese tamaño es el golpe.
¿Esto puede cambiar? Por supuesto, pero tanto para bien como para mal. Serán las decisiones de política pública, el fortalecimiento de las instituciones y el respeto al Estado de Derecho las que ralenticen la recuperación o la aceleren, de lo que haga el gobierno hoy en adelante va a depender que nos tardemos una década o menos en recuperar nuestros niveles de producción y en consecuencia nuestro ingreso.
Hasta ahora las decisiones no han ido por el camino correcto, se sigue menospreciando la importancia de la inversión, incluso en algunos sectores se es hostil a ella, los cierres de actividades para controlar la epidemia de Covid-19 continúan y la ayuda a las empresas sigue sin llegar, lo que va a provocar que algunas mueran y otras terminen muy dañadas, la decisión de subir de forma importante el salario mínimo llega en un mal momento; el verdadero problema de haberlo hecho en el 2021 no es que se vayan a perder empleos sino que no vayan a crear empleos a la velocidad que se necesita, no hay peor salario que no tener un salario. Pero el problema más importante de política pública para poder recuperar la economía no va a ser todo lo anterior sino la vacuna, la velocidad con que se vacune a las personas va a ser determinante para recuperarnos de forma rápida o no. Aquí tampoco hay muy buenas noticias, las vacunas están llegando a cuenta gotas y se están aplicando de forma lenta, México apenas ha podido aplicar en los primeros 10 días alrededor del 60% de las menos de 60 mil dosis de vacunas que han llegado. Para tener una idea, al 2 de junio EEUU tenía un promedio de vacunación de 200 mil personas diarias, México no pasa de las cuatro mil. El reto es enorme y la capacidad del gobierno poca.
Por lo pronto, en cuanto a economía, me queda cambiarles el deseo de tener un buen año por algo más realista: desear que tengan un mejor año que el año anterior. Eso sí, que el 2021 les traiga mucha felicidad que, por suerte, muchas de las cosas que nos hacen felices no dependen de la economía.