Dominga, la mujer que rompió a cuña y marro para acceder a un camino en Huapalcalco
“La decisión de abrir un camino fue mía, le dije a mi familia, si me van ayudar síganme, sino déjenme”, expresó Dominga García Teodoro, habitante de la calle Tlotzin en la colonia Huapalcalco en Tulancingo, quien vio morir a su madre luego de no poder subir la ambulancia ni carros para trasladarla a un hospital.
Si el gobierno municipal no tomaba cartas en el tema ella misma lo haría, y así fue, abriendo con ayuda de sus hijos, esposo y yerno 400 metros de brecha a cuña y marro en dos años, todos los días después del trabajo. “Yo tenía mucho dolor, al ver cómo la bajaban (en una camilla de madera), dije, yo no quiero sufrir con alguien más de nosotros”.
“Cuando mi madre faltó y subieron los de la funeraria, eran 2:30 am y no podían pasar, nos pidieron ayuda, cuando decidimos abrir calle sentí coraje, y dije, se va hacer, porque ya no quiero volver a sufrir, esa fue la situación que me llevó hacer esto”.
La mujer que cuenta con escrituras y paga impuesto predial, lleva siete años esperando que los servicios básicos lleguen a su domicilio pese a que ganó un juicio de amparo en 2017 contra el ayuntamiento por negárselos, argumentando que se encontraba en una zona arqueológica, cuando aún era denominado sitio.
Hoy en la declaratoria Zona de Monumentos Arqueológicos de Huapalcalco, se especifica que dicha calle no forma parte de la poligonal, y eso para la señora Dominga representa una esperanza de que algún día pueda contar con los servicios públicos: agua, luz, drenaje y calles.
Mientras tanto, robando horas de sueño y con la ayuda de su burro Brócoli, Dominga y su familia acarrean el agua en galones.
El suministro de agua, que como en otros tantos hogares de ahí, paga al ejido, llega cada semana, “nos amanecemos acarreando, yo me canso más el día que nos llega a caer una gota de agua y que estamos subiendo que cuando me voy a trabajar a las casas y a la mía”.
“Dos horas para que se llene un tinaco de mil litros, y tenemos que estar esperando abajo para que caiga las mitades de los tinacos para empezar a subirla”, agrega.
Durante el recorrido hasta la casa de la señora Dominga, se aprecia que en alumbrado público los propios habitantes han levantado postes de madera y puesto focos, pero éstos enseguida se funden, explican.
Abrir con sus propios recursos un camino en esta parte alta de Huapalcalco, que la habitante comenta ningún candidato subió en las pasadas campañas, ha permitido que una patrulla suba al escapar un ladrón por este cerro.
“Es el único espacio y lugar que yo tengo para vivir, creen que a mí me hubiera gustado sufrir aquí. Yo no quiero pensar que no nos van a cumplir, es un derecho que nos tienen que dar”, sostiene la señora Dominga, quien clama los servicios públicos al gobierno municipal y el que está por llegar.