DESCUBRIR EL SENTIDO
EL CAMINO Y EL CAMINANTE
Como comunidad estamos viviendo momentos de mucho dolor y sufrimiento, la pandemia sigue causando estragos y afectando nuestra vida cotidiana; en este contexto, quiero aprovechar este espacio para compartir con ustedes algunas ideas de un modelo filosófico-terapéutico conocido como logoterapia. Esta propuesta, desde una visión antropológica, humanística, trascendente, se centra en la búsqueda del sentido.
Su creador, Víctor Frankl, busca provocar en el individuo el deseo de la libertad y vincularla a la decisión individual; hacer consciente al hombre de su propia responsabilidad para la creación de su propia vida y ayudarlo a apartar las barreras que le impiden encontrar el sentido.
La logoterapia nos invita a descubrir las posibilidades de sentido que se encuentran en la vida cotidiana y a dar una nueva esperanza a la vida. Conocedor del profundo dolor que acompaña la existencia del ser humano, propone que cuando “la cruz que se carga” es muy pesada, reflexionemos sobre el sentido del dolor y de nuestra vida. Aquí es importante que la persona analice si el dolor que vive es evitable o inevitable, si es impuesto por la vida o es auto infringido. Usando la metáfora de “estar en una cárcel”, invita a reflexionar si no nos encontramos cómodos en ella conformándonos con las ventajas secundarias de dicha condición. Salir de esa cárcel implica emprender una reorientación existencial.
Frankl, sobreviviente de los campos de concentración en la segunda guerra mundial, comprendió a cabalidad la frase de Nietzsche: “quien tiene un por qué vivir, puede soportar casi cualquier cómo”. En su experiencia, optó por encontrar su propio sentido ayudando a otros a encontrar el suyo. De ahí su postura de que el sentido no se inventa, se descubre; que el sentido de la vida se descubre en la vida misma y que poco importa lo que una persona espera de la vida, sino lo que la vida espera de la persona. Somos un ser interrogado, es la vida quien hace las preguntas.
Los postulados teóricos del también conocido como Análisis Existencial, conciben al ser humano como una totalidad, único, irrepetible, irremplazable, un ser espiritual que va más allá de lo biológico, lo psicológico y lo social; como un existente que, arrojado al mundo, en su ser-en-el-mundo decide momento a momento quien será. Un ser auto trascendente que tiene capacidad para salir de sí mismo e ir al encuentro del otro.
Los tres pilares de la logoterapia son la libertad de la voluntad, la voluntad de sentido y la realización de sentido, es decir, lo que quiero, lo que busco y lo que realizo.
Al hablar de la libertad, el autor propone que el ser humano conserva siempre y en cualquier circunstancia la libertad para activar su voluntad de sentido, una libertad que es ontológica pues le pertenece al ser.
Termino esta columna resumiendo un texto donde Frankl habla de su experiencia en los campos de concentración: cuando todo el contexto parecía tener como objetivo arrancar el último girón de dignidad a los prisioneros, contra todo pronóstico, en algunos internos se activaba su voluntad de sentido y ante su propia sorpresa podían encontrar un sentido en lo que estaban viviendo. Conscientes de que no podían cambiar su entorno, descubrían que podían elegir cómo vivir su cautiverio. De su situación terriblemente dolorosa hicieron un triunfo del espíritu. Esta propuesta valora la actitud al proponer que “de todo se le puede despojar a un hombre, menos de la última de sus libertades, la libertad interior para decidir cuál va a ser su actitud en cualquier circunstancia” y ante los dolores que la vida nos impone, podemos descubrir que justo esa libertad interior que no se nos puede arrebatar, es lo que hace que la vida tenga sentido y propósito.