Cubrebocas obligatorio, si o no

En medio de la crisis sanitaria que a personas e instituciones nos tomó por sorpresa, se han  sucedido  situaciones que en el transcurso de estos dos años variaron su intensidad y por ello generaron diversas reacciones, no todas en el mismo sentido, llegaron a ser motivo de debate mediático y tuvieron hasta  ribetes políticos.

Dos escalaron los espacios más visibles y produjeron situaciones que aun hoy no están del todo resueltas y siguen generando polémica: el uso del cubreboca y la aplicación de la vacuna. Desde falta de información científica y hasta creencias religiosas, ambas fueron motivo de diferencias y discusión.

De la vacuna, poco hemos reparado en la importancia del breve tiempo en el que se produjo gracias a la investigación de universidades y laboratorios médicos, para después convertirse en motivo de disputa entre países cuando se observó la inequidad de su distribución entre los cinco continentes. El asunto se trasladó a los foros internacionales donde  resolvieron apoyar a los países más pobres,  por su precariedad de contención, como fórmula también para evitar la expansión del virus en todo el planeta,  

Otro situación observada en Europa y América, fue el rechazo de importantes sectores de la población renuentes a aplicarse la dosis del biológico con argumentos como la duda en la calidad de la producida por algunos laboratorios, la alineación con ideologías partidarias y,  la observancia de principios religiosos. Lamentablemente en ello se exhibió la ignorancia, en pleno siglo XXI.

De la mascarilla para cubrir nariz y boca se puede decir también mucho, de la calidad de los  materiales usados, la contaminación producida por los desechados, su mal uso, si la voluntad de utilizarlo o no de las figuras públicas influyó en la población para respetar la directriz sanitaria, y así hasta la producción estilizada en el ámbito de la moda, donde se le consideró parte del atuendo.

Ambos temas son, más allá de  lo aquí referido, un asunto de derechos humanos. Su eventual obligatoriedad, exigida por muchas voces desde ámbitos gubernamentales y sociales, colisionó con el rechazo esgrimido como violación de la libertad individual. La discusión devino en un derecho de la persona –el uso discrecional-, contra el derecho a la salud de las mayorías. Se trataba de armonizarlos.

Para la historia de las paradojas queda la declaración del presidente Macron de Francia, el país de las libertades por excelencia: A los no vacunados, tengo  muchas ganas de fastidiarlos. Luego de las reacciones vino la solución con el pasaporte sanitario, que prohíbe el ingreso a los espacios de mayor riesgo, a las personas sin vacunar.

Hace unos días, en la acción de inconstitucionalidad promovida por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, contra una reforma a la Ley de Salud del estado de Nuevo León, la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió que las entidades federativas pueden establecer medidas adicionales a las establecidas en la Ley General de Salud, tales como la obligación del uso de cubrebocas, durante el tiempo de la emergencia sanitaria,  lo cual no invade las facultades de la Federación.  

De acuerdo con el desarrollo que la pandemia presenta en nuestro estado, ¿considerará la autoridad de salud la conveniencia de establecer esta obligatoriedad? ¿Lo considerará la legislatura local tema de interés para incluirlo en su agenda legislativa?

Ahí está una resolución judicial con perspectiva federalista. ¿Qué decimos en Hidalgo, si o  no?

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