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“Pasar por aquí es hacerlo con el corazón en la mano”, coinciden habitantes de la región Otomí-Tepehua ante el reciente colapso parcial de la carretera estatal Tenango – San Bartolo.
Lo que comenzó como un deslizamiento menor en el tramo El Xhuti – Santa María Temaxcalapa ha escalado hasta convertirse en una fractura asfáltica de aproximadamente 20 metros, poniendo en riesgo de aislamiento a diversas comunidades de la sierra.
Aunque los daños se reportaron desde el pasado sábado, las autoridades municipales confirmaron este martes que la inestabilidad en la zona persiste; asimismo, advirtieron que por la naturaleza del terreno existe la posibilidad de que el deslizamiento continúe.
El sentimiento generalizado es de incertidumbre. Para la ciudadanía, transitar por el único carril que queda habilitado no es solo una incomodidad, sino un riesgo constante.
La principal exigencia hacia las autoridades es contundente: restringir de inmediato el paso de vehículos pesados. Los vecinos señalan que el tránsito de carga es el factor que termina por comprometer la estructura ya debilitada, convirtiéndose en el mayor obstáculo para una solución duradera.
Los pobladores recuerdan los efectos de la vaguada monzónica del pasado 10 de octubre, un evento meteorológico que dejó los accesos carreteros en un estado de extrema sensibilidad. A este impacto natural se suma lo que los residentes califican como un descuido humano: la falta de mantenimiento preventivo.
Los conductores que transitan por la zona señalaron que las cunetas se encuentran azolvadas sumada a la inestabilidad de las laderas, genera un escenario de alta vulnerabilidad para quienes circulan por este tramo.
Esta obstrucción en los drenajes provoca que los escurrimientos pluviales e incluso pequeños arroyos fluyan directamente sobre la carpeta asfáltica. El agua, al no tener salida, erosiona las partes de la carretera que ya sufrieron fragmentaciones, acelerando el proceso de colapso.
Si bien personal de Protección Civil de Tenango de Doria procedió a acordonar la zona para prevenir un accidente mayor, la ciudadanía considera que estas medidas son meros “parches”. Al ser esta la entrada y salida principal para diversas comunidades, el temor a que la carretera termine por colapsar por completo es latente.
El llamado de los habitantes es urgente y desesperado. Piden una intervención técnica robusta que limpie los drenajes, estabilice las laderas y, sobre todo, frene el paso de camiones pesados antes de que la fractura de 20 metros termine por devorar el último carril que mantiene conectada a la región.
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