Buzz y la lesbofobia
En contra del mar
Crecí en un hogar que ponía salsas y cumbias todo el día se escuchaba y se bailaba. Simón, el gran varón me provocaba tristeza, les preguntaba a mis xadres que porqué murió solo.
El mejor amigo de mi mamá era un hombre gay. Se encargaba del auditorio de Prepa Uno y mientras mi mamá trabajaba, él me enseñaba acetatos de obras de arte. Murió en los 90 ‘s por complicaciones por SIDA. Su familia pintó su lápida de blanco para que nadie pudiera encontrarle y llevarle flores.
No sabía que me atraían las mujeres hasta el 5to de primaria cuando vi el video de t.A.T.u. y entendí que a las mujeres les pueden gustar y amar a otras mujeres.
Una navidad, mientras yo cenaba pollo, una tía decidió mencionar que el pollo tiene tantas hormonas que producía homosexualidad en la gente. No dejé de comer, menos porque estaba evitando reírme en su cara.
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En la universidad tuve 2 enfrentamientos con maestros. Uno que dijo que la homosexualidad era una parafilia y el otro que no tenía nada en contra pero que no quisieran salir en la portada de las revistas de sociales anunciando sus matrimonios.
Asumir mi orientación sexual tomaría muchísimo tiempo y llevaría una doble vida. No tuve una relación pública con una mujer hasta los 24 años. El conservadurismo hidalguense no es tan evidente como en otros estados, pero no por eso dejaba de estar ahí.
Esta semana, en el mes del orgullo, se dio todo un debate sobre una escena de la película de Buzz Lightyear donde se muestra a una familia lesbomaternal. Los comentarios conservadores dejan ver la ignorancia, el temor, el odio, sus prejuicios y estereotipos hacia las personas disidentes. Es una escena que dura segundos, que a lo mejor brindará calidez a infancias que vivan en hogares lesbomaternales al sentirse brevemente representades. Pero también puede ser un detalle imperceptible o normalizado ante sus ojos, que ya ni tenga relevancia porque la película tiene una historia mayor que les llama la atención.
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Lo que sí queda muy claro es que aún estamos en una sociedad homolesbitransnbfobica. Si, reconozco que ya hay burbujas cada vez más grandes, en las que las personas disidentes nos sentimos seguras, donde se hacen grandes esfuerzos por educar a las nuevas generaciones desde el amor y el respeto. Pero todavía hay un contexto que considera que somos una falla, que por ver una película, un vídeo, a una pareja, por comida somos así. No me gusta entrar en debates de si se nace o se hace de la disidencias; porque es caer en una discusión que puede invisibilizar experiencias y ni siquiera yo quiero definir así mi historia.
Nosotres no tenemos que explicar ni justificar nuestra existencia. Aquí hemos estado, estamos y estaremos.
Y si usted no sabe que decirle a sus hijes, porque no prueba en preguntarle a elles. Seguramente tendrán una gran respuesta para usted.
Posdata:
Seguimos sin titulares de derechos humanos y la comisión estatal de atención a víctimas.